jueves, 12 de febrero de 2015

El Instituto Cervantes en Gibraltar.

Es muy triste que desaparezca el Instituto Cervantes de Gibraltar. La labor del Cervantes en el mundo, divulgando la riqueza cultural y el idioma de España, es digna de encomio, y que esa cultura se divulgue también en Gibraltar es importante, pues cuando aún nos empeñamos en la cuestión de la soberanía gibraltareña, los niños en Gibraltar no aprenden ecastellano sino que se expresan ya, en su entorno no académico, en el idioma de su graciosa majestad, algo que no ocurría antes, pues sus padres se han expresado en catellano con normalidad aunque con muchas deficiencias en lo que a los usos gramaticales se refiere.
La imagen del Cervantes.
Venía bien el Cervantes en Gibraltar. Por mi relación con muchos "yanitos" los fines de semana, he conocido que algunos de ellos acudían con regularidad al Instituto para manejarse en castellano mejor y evitar expresiones como "te llamo pa tras", refiriéndose a que devolverá la llamada. En alguna ocasión me he encontrado con ciudadanos del Reino Unido, que trabajan en Gibraltar, aprendiendo el idioma para comunicarse con corrección cuando acuden al supermercado, al bar a tomar una copa o a comer un "pescaíto". Reconozco que, al margen de las difícultades políticas, a mi me satisfacía enormemente ver el interés que prestaban a la hora de aprender y disfrutar de nuestra cultura.
Paricipantes en el encutro Gibraltar y su legado Sefardía.
Pero como hay que contarlo todo, la llegada del Instituto Cervantes no fue bien recibida por los "hoolligans" gibraltareños que fiscalizaban y espiaban cualquier actividad que se fuese a realizar, invitados a los actos, contenidos etc... y eso, claro, no ayuda. El director del Cervantes en Gibraltar, un linense conocedor de las complejas relaciones, navegaba en las aguas turbulentas. Siempre hubo un halo de sospecha sobre la presencia de la institución cultural española. Pero lo importante se había conseguido, cierto que nunca ondeó la bandera de España en el balcón de la sede, como ondea en cualquier otro lugar del mundo, nunca el Ministro Principal de Gibraltar visitó la sede del Instituto Cervantes en su ciudad, y nunca invitó al responsable del Instituto, representante diplomático de la cultura española, a ninguno de los actos oficiales ni le ofreció un trato como tal.
El escritor José Antonio Ortega presenta su libro junto al
director del Instituto Cervantes Francisco Oda
Hoy nos hemos despertado con unas lamentables declaraciones de García Margallo que no ayudan en nada. Dice este diplomático, creo que eso son los ministros de AA EE, que en Gibraltar habla castellano todo el mundo menos los simios. No se puede ser más torpe. Que todo un ministro, jefe de la diplomacia española, salga por peteneras con tamaña idiotez, y afirmación tan fuera de tono y de lugar, es un despropósito que puede hacer que muchos yanitos se sientan ofendidos, y con razón. 
Pero también he escuchado unas declaraciones esta mañan de Tito Vallejo, un gibraltareño referente de la cultura en la colonia, mezclar los chivos con las cabras para terminar hablando de las pensiones de los extrabajadores españoles en Gibraltar. Y se equivoca Tito, el pago de las pensiones era un derecho de los trabajadores que habían dejado, en muchos casos, su vida en los astilleros y en tantas otras actividades. No es un regalo de Gibraltar ni de Londres, era la devolución de un dinero que se habían quedado indebidamente y que correspondía, por derecho, a quienes trabajaron y cotizaron en el peñón.
Dicho esto insistir en que siento profundamente que el Cervantes cierre en Gibraltar. Los lazos culturales siempre unen. Los políticos crean aspereza y desencuentro.

El mininistro de AA EE Manuel García Margallo





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