El blog de Juan Manuel Dicenta: Barriada del Padre Flores, el olvido

Hoy nos hemos ido a la asociación de vecinos de la Unión, una asociación que cuenta con la carretera de El Cobre, Los Pastores y la barriada del Padre Flores en su área de influencia. Al llegar nos estaba esperando Luz González y su hijo Gabriel Chaves, la presidenta y el secretario, aunque en realidad son dos incondicionales entregados a sacar adelante su barrio y sus gentes. La solidaridad se percibe de momento. Una pequeña cocina, donde Luz nos prepara un café, y donde organizan las meriendas para los chavales del barrio que, cada tarde, encuentran un sitio al que acudir a realizar sus tareas. Cuentan con un aula donde hacen sus ejercicios, donde gente voluntaria, apasionada de los gestos de Luz, educa, además de en las ciencias y las letras, en algo fundamental, en valores.

Luz es afortunada pues encuentra cariño y solidaridad de todo aquel que la conoce y hace de su causa la suya. Es el caso de Juan María de la Cuesta, una persona vinculada al mundo de la empresa, fue presidente de COMPORT, la asociación de empresas del puerto de Algeciras, que un día leyó en la prensa un artículo en el que se preguntaba si alguien estaba dispuesto a enseñar; la crisis estaba azotando a las asociaciones que desarrollaban programas por barriadas, y se había perdido la posibilidad de continuar ayudando a esos chavales en su educación. Juan María se acercó, Junto a Pepe Díaz el presidente de Barrio Vivo, conoció a Luz y desde entonces cada lunes y viernes acude a la asociación para impartir sus conocimientos y transmitir valores, algo tan a la baja en estos tiempos y en estas zonas donde la necesidad es grande en todos los sentidos.

En la década de los 60 del siglo pasado un sacerdote, el Padre Flores, decidió que había que terminar con las situaciones penosas de familias que vivían, si a eso se le puede llamar vivir, en barracas, junto al río, pasando frío, en unas condiciones inhumanas. Así que el sacerdote decidió organizar una campaña con la que conseguir levantar unas viviendas que dignificasen la vida de sus moradores, aquellos que tiritaban de frío junto al río. Eran tiempos difíciles y la necesidad era mucha.

Hoy, esas casas fabricadas con la solidaridad del pueblo y la pasión del cura, pero con poca calidad en sus materiales, presentan muchos y graves problemas, humedad, goteras, saneamiento… Hemos conocido a algunas de las personas que viven allí, la mayoría son mayores que subsisten a duras penas con una pequeña pensión que en la mayoría de los casos no llega a los 600€, de ahí tienen que pagar el agua, la luz y en muchos casos mantener a hijos y a nietos que se encuentran engordando las listas del desempleo. Un panorama desolador del que nos hemos querido ocupar hoy reclamando la atención del obispado que es propietario de los terrenos en los que se asienta la barriada, del ayuntamiento de Algeciras y de la Junta de Andalucía, esta última ha declinado la invitación al haberse producido el día anterior un relevo en la consejería de vivienda de la administración andaluza. Supongo que la situación de esas familias andaluzas debe preocupar a las tres administraciones afectadas. La iglesia dice que entiende la situación y que le gustaría llegar a un acuerdo con las otras dos. El ayuntamiento dice que ese es un problema de la iglesia, y la Junta no sabe no contesta.

Pero como ya estamos en campaña comenzaremos a escuchar el soniquete de: “las personas en riesgo de exclusión social son una prioridad para nuestro gobierno.” En ese barrio tienen un claro ejemplo de lo que son familias en circunstancias difíciles y en claro riesgo de exclusión social. En esa barriada podrían comenzar a poner en práctica sus políticas, pero de verdad.

Hoy hemos aprendido otra lección, la que nos ha dejado la radio al pie de la vida.